Yo sabía que la columna publicada en la pasada edición de CLARIDAD, en la que pedía ayuda a los lectores para poder explicar unos números defensivos de Roberto Alomar en las Grandes Ligas, iba a provocar reacciones, pero no pensé que serían tantas y tan apasionadas.
Por si alguien no sabe de lo que hablo, reproduje unas tablas en las que Alomar aparece por debajo del promedio de los intermedistas de su generación y de otros puertorriqueños, en cuanto a la cantidad de bolas a las que le llegaba ademas......
Por si alguien no sabe de lo que hablo, reproduje unas tablas en las que Alomar aparece por debajo del promedio de los intermedistas de su generación y de otros puertorriqueños, en cuanto a la cantidad de bolas a las que le llegaba ademas......
“Buscaste foete pa’ tu fondillo”, me dijo un compa que me quiere mucho, cuando le conté algunas de las cosas que me han dicho o escrito durante esta semana en reacción al escrito. Por si sirve de algo, vuelvo a exponer que esos datos yo no me los inventé, sino que son resultado de una de las múltiples tablas surgidas de las nuevas formas de evaluación de los números de las Grandes Ligas, que en inglés llaman “sabermetrics”. Además, para mí, Alomar es el mejor segunda base que he visto. Precisamente por eso, me sorprendieron tanto esos números y todavía sigo buscando explicaciones a ellos.
Entre los que me han respondido directamente, unos alegaron que fue que Alomar jugó para equipos que tenían lanzadores que ponchaban mucho y no le bateaban por el piso y otros aseguraron que se debía a la superficie artificial sobre la que el boricua jugó buena parte de su carrera. Ninguno de los dos puntos se sostiene estadísticamente.
Por su parte, un hombre de beisbol por muchos, muchos años, entre gritos cuestionó hasta mi patriotismo. Siempre hubo quien al no encontrar explicación lógica, lo tomó a broma y achacó la publicación de esas estadísticas a un complot originado por Maripily, mientras otro lo achacó “al racismo prevaleciente entre los americanos contra los latinos”.
El compañero Jorge Colón Delgado, reconocido y respetado analista, historiador y compilador de estadísticas, principalmente de beisbol, corrigió el término utilizado en mi escrito (“range”):
“Entiendo que la palabra ‘range’, aunque para nosotros significa alcance, en esta estadística no lo es.
“Mira la definición tomada de la Ecyclopedia of Baseball Statistics, que dice que: ‘Range Factor is a fielding statistic, originally developed by Bill James which attempts to measure the fielding success of a player (putouts + assists / games played = range factor)’.
“En otras palabras, esta estadística no mide el alcance, que es donde el fildeador coge la bola. Si la fildeó de frente o encima de la segunda base, sigue siendo sólo una asistencia. Lo mismo si es de aire, pues cuenta igual si la capturó sin tener que moverse en el cuadro interior o si tuvo que internarse en terreno del right field para capturarla”, concluyó Colón Delgado.
El compañero Gervasio Morales Rodríguez, director de CLARIDAD, opinó: “No puedo responder a tu pregunta (no soy perito en el tema), pero te sugeriría que recopiles las evaluaciones de los gurús del beisbol (de allá preferiblemente) respecto a Alomar, particularmente en cuanto a su defensiva, y las publiques en una columna tuya.
“Otra posibilidad sería que le escribieras a varias personas como Joe Morgan y le hicieras la pregunta que tú haces, específicamente en cuanto al ‘range’, y publiques sus respuestas, también en el espacio de tu columna. (Ya se hizo).
“Ahora, un mentor mío en la lucha solía decir que ‘las estadísticas son como el bikini, enseñan todo excepto lo más importante’. Me parece que no fue sólo por las frías estadísticas que el universo de comentaristas y especialistas del beisbol allá y acá consideran a Alomar uno de los mejores, sino El Mejor, segunda base del beisbol en la historia.
“Lo que sí puedo decir es que ningún segunda base me provocó tanto gusto ver jugar en esa posición como Alomar, como ningún jugador de baloncesto lo ha hecho como Michael Jordan”, terminó Gervasio
Otro que respondió fue el compañero Edwin Fernández, especialista en investigaciones del beisbol:
“Te confieso que ésta ha sido una de las situaciones más interesantes que he tenido ante mí, desde que hace muchos años decidí analizar estadísticas de béisbol. Te felicito por la valentía de hacerlo y por el valor que tiene para los que nos dedicamos a la investigación del béisbol.
“Mi sugerencia es que tú puedes hacer un conversatorio sobre el tema, invitando a varias personas interesadas, como Jorge Colón y otros. Ahí posiblemente pudiéramos conseguir la, o las explicaciones.
“Nuevamente te felicito. Ése es el tipo de análisis que muchos de los que pertenecemos a la organización de SABR (Society for American Baseball Research) nos encanta trabajar. Si supieras que en las convenciones de esta organización, pasamos horas haciendo este tipo de análisis y conversando al respecto. Una vez nos amanecimos en Boston varios fiebrús, entre ellos Tom Van Hining, Henry Martinó, Peter Gammons y este servidor discutiendo sobre temas parecido a éste.”
Por su parte, el compañero periodista de El Vocero, Rafy Rivera afirmó: “Cara..., a la verdad que me pusiste a pensar... dále pa’lante... va a crear mucho tema para hablar”, mientras el también colega Albert Cruz, entre otras cosas, buscó una explicación cuando expresó que “nadie quería batear por donde estaba Alomar, porque eran out por regla”.
El versátil deportista Luis Rivera Toledo me envió un pensamiento muy profundo cuando afirmó “Sobre Alomar, el instinto opacó cualquier medición y estadística defensiva. Solo filosofando podría uno tratar de explicar su habilidad. Nunca se podrá medir el instinto en el beisbol y otros deportes. Eso sólo lo tienen Los Grandes”.
Hubo quienes tocaron otros aspectos, como el compañero Antonio Fernós cuando escribió: “¡Los USA no tienen legitimidad alguna en distorsionar el idioma, ni en reclamar el monopolio de y sobre un deporte que inventaron rudimentariamente hace demasiado tiempo! ¡Ya caducó esa patente, y eso lo demuestran las alineaciones de los Juegos de Estrellas en ambas ligas!
“¡Hasta en Japón van a buscar jugadores MVP! Me importa un comino lo que digan los demás. ¡Usted es la ley!
“¡Un abrazo Criollo!”
José A. Ortiz presenta un argumento completamente diferente para explicar los números expuestos: “¿Cuántos batazos fueron de rolas al infield en promedio previo a Roberto (Alomar) y compáralos con los de su época?
“Recuerda que su época estuvo llena de peloteros ‘supeaos’ con esteroides, por lo que sus batazos buscaban más el jonrón (McGwire, Bonds, Igor, Palmeiro, etc.) vs. el jit (Pete Rose, Rod Carew, etc.).
“¿Qué proporción de batazos fueron al cuadro interior vs. los bombos a los jardines y los ponches?
“Cógete ésa, Elliott”
El amigo Vitín Ramos Acevedo también reacciona: “Por los números expuestos, Elliott tiene razón. Ahora, ¿cuántos corredores no se atrevieron a avanzar una base adicional porque la bola estaba en terreno de Alomar? Igual a Clemente ¿cuántos corredores no avanzaron a tercera porque el jardinero que ‘fildeó’ la bola era Clemente? ¿Cómo se contabilizan esas ‘jugadas evitadas’. El valor subjetivo no aparece en los box scores. Ésos hay que verlos y apreciarlos. Así como los dos ejemplos que te di hay cientos más.
“¡Ahora sí que Elliott se metió en un buen tostón!”
Algunos se mantienen incrédulos, como el editor deportivo de El Nuevo Día Raymond Pérez, quien afirmó que: “No la compro todavía. Dame nombres y números de segundas bases longevos como Alomar, Sandberg, Mazeroski, Morgan, Millán, del 70 para acá, cuando el juego se convirtió en otra cosa y analizo y te digo. Alomar inventó otra forma de jugar la segunda base, como Jordan lo hizo en el basket”.
“Por su parte, el también compañero periodista Luis R. Varela opinó que: “Oka. Es interesante. Los números, a veces, son fríos. Alomar es uno de los tres mejores intermedistas de todos los tiempos. Pregunta a ti, en un Equipo Todos Estrellas de América Latina, ¿a quién incluyes, a Carew, con siete campeonatos de bateo o a Alomar?” Yo selecciono a Alomar.
Luisón Dubón dice: “Leí la columna y a decir verdad, me sorprendió. ¡Típicos puertorriqueños, a veces endiosamos a los nuestros sin ver a fondo la verdad!
“Los números están ahí, tal y como lo planteas. No quiere decir que Alomar no fuera de los mejores, pero ciertamente hay que verlo desde la perspectiva que planteas para comprender que a veces la frase ‘el mejor de todos los tiempos’, se usa livianamente.”
Añadiéndole un toque de sarcasmo, el compañero del Vocero, Hiram Martínez expresó que “Debe haber tres maneras de explicar esos análisis sabermétricos. 1. que Maripily maneja esas estadísticas, 2. que en su caso, contaban los batazos por la línea de primera, los dobles por el jardín derecho entre dos y los hits que se le iban al campocorto y a la tercera o 3.que era tan genial que no perseguía bolas que sabía que no iba a coger. A lo mejor, en los partidos que no lo vi demostró otra cosa, pero en los que vi...”
De todos los que he escuchado hasta ahora, el argumento al que más lógica le encontré fue el del dirigente deportivo y hombre de beisbol Osvaldo Gil, quien entre muchas otras cosas me alertó sobre lo injusto de la evaluación de un pelotero, basada en una estadística que no depende de él, pues nadie puede controlar la cantidad de batazos que hagan en su dirección. Algo similar me dijo Edwin Fernández en una segunda comunicación escrita al respecto.
Aunque no lo han hecho por escrito, también me han opinado algunos otros compañeros y amigos, así como varios otros, a los que no conozco, que me han detenido en la calle para exponer sus opiniones.
De todos modos, este tema parece como un batazo entre dos… que pica y se extiende. Hoy termino con una genialidad del compañero y tocayo Elio Torresola: “Hermano - decía no sé quién, que Alomar era un poema en movimiento. Nada más”.